Me derrite la buena voluntad.
Me taladra la necedad.
Me ablanda la inocencia de los niños.
Me agujerea los chistes malos en momentos inoportunos.
Me deshiela cuando se sintoniza la comunicación.
Me apolilla la rutina.
Me licua la sensibilidad.
Me punza la indiferencia.
Me disuelve la música.
Me aturde la falta de respeto.
Etc. . . . . . . . . . . . . .
JUNIO-2007