lunes, 17 de septiembre de 2012

LA MANCHA

Al principio de bebe, una mancha era visualizada por mi madre, tomada en cuenta e eliminada con rapidez.
Después con el tiempo la mancha no era tomada muy en cuenta y pasaba a depender de cada uno.
En la adolescencia, en acto de rebeldía, la mancha pasó a ser insignificante. Pero gracias a una amiga que era obsesiva de la misma, la revalorizó y la denotaba constantemente.
En el amor la mancha pasó a la cúspide. Como todo lo que sube, baja por efecto de la gravedad. Después de mucho amor, la mancha se incorporó como parte de uno y la única forma de ver mi mancha en la cara, fue utilizando un espejo.
Focalizar y redireccionar a tiempo lo que genera dependencia, suma energía.

MAYO-2003



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